Emigrante Veracruzano

Espacio abierto al diálogo entre las veracruzanas y veracruzanos que viven en otro Estado de la República, en otro país o en una ciudad que no es su lugar de origen dentro del mismo Estado de Veracruz. Espacio igualmente abierto para los familiares que esperan el regreso de los que emigraron y académicos estudiosos del fenónemo de la migración entre los veracruzanos.

viernes, abril 27, 2007

Cambio Radical

Hace tiempo que no escribo y lo siento. He querido pero no he podido. He tenido mucho trabajo y la cabeza llena de ideas, sueños, planes, asuntos pendientes, proyectos, problemas cotidianos. Han estado ocurriendo un montón de cosas en mi vida pues estoy en un periodo de transición. Hoy me encuentro en Nerja, un pueblo en la costa sur de España, a sesenta kilómetros de Málaga. Vine a realizar unas entregas del producto que comercializo.

Hoy no hace calor, no hace frío. La brisa es suave y fresca. Llegué a Nerja ayer en la noche y hoy me levanté a las 8:30. Me fui a caminar a la playa. Hace varias semanas que tengo ganas de caminar, de correr, de nadar, de ejercitar mi cuerpo para liberar la tensión que he venido acumulando. Que es mucha, pues desde que volví de México a principios de febrero no he salido a caminar, no he hecho nada a parte trabajar... de organizarme, de preocuparme por los asuntos pendientes...

No había encontrado el espacio ni el tiempo para salirme a caminar.
Pero hoy tenía ganas, encontré el espacio y me di el tiempo. Disfrutando de la mañana recorrí la playa desde las 8:30 hasta las 10:30. Sude, me relajé, "defragmenté el disco duro" de mi cerebro y disfruté de la brisa, del rumor del mar. Me vino muy bien el paseo. Ahora me siento más relajado, sereno, en calma.

Por fin hoy empezaré a contarles lo que he ha estado pasando. El 4 de mayo de 2007 el curso de mi vida sufrirá un cambio radical. Finalmente después de casi seis años y medio en el exterior volveré a México para quedarme. Por eso he andado tan ocupado. Estoy organizando todo en la empresa donde trabajo para que mi ausencia no se vuelva un problema para los que se quedan.

Ya pronto estaré transitando las calles de Xalapa. Casi todos los días recibos correos electrónicos de mi familia y de mis amigos, ya todos estamos preparando fiestas, tamalizas, cotorreos de bienvenida. Soy feliz volviendo, soy feliz cambiando, soy feliz, hoy.


lunes, abril 16, 2007

El mayor expulsor de migrantes del mundo

"Washington, 15 de abril. México se convirtió en el mayor expulsor de trabajadores migrantes del planeta. Se trata de un movimiento de personas que buscan trabajo y que son la expresión de un fenómeno creciente que, sin embargo, ''no debe considerarse ninguna receta para el desarrollo, porque tiene altos costos'', aseguró el Banco Mundial (BM)."

"El informe Indicadores del Desarrollo Mundial, que concentra datos de 185 países asociados al banco, presenta el fenómeno migratorio en un contexto amplio. El aumento en el movimiento de personas que cruzan la frontera norte ha convertido a México en el país con más ciudadanos que viven fuera, arriba de China, Pakistán e India."

''Hay costos sociales que se pueden expresar desde el hecho de que los que se quedan no están precisamente encantados porque sus familiares se fueron; hay costos sicológicos, porque todo mundo preferiría ganar lo que perciben los que trabajan fuera, pero quedándose en el país'', añadió Bourguignon."

"El vicepresidente del Banco Mundial destacó que, además, existe un costo social que no se ha estudiado suficientemente. ''Es un costo asociado con el hecho de que los migrantes no son a veces bien recibidos o no se integran en el país que los recibe. La migración no debe considerarse ninguna receta para el desarrollo, porque tiene estos altos costos'', dijo."

La nota completa en:


lunes, abril 09, 2007

Chilaquiles en Jämtland

Vine a quedarme unos días en casa de Janne y Carina, mi familia en Krokom, Jämtland. Ayer estuve casi toda la mañana solo en casa. Los chavos andaban en la escuela y Janne y Carina, en sus trabajos. Sólo salí un rato a la tienda, a comprar lo necesario para la cena. Habíamos quedado en que yo iba a hacer la comida, que comeríamos mexikanskt.

Carina volvió del trabajo y yo empecé a preparar la salsa para los chilaquiles. Carina, con pluma y papel en la mano estuvo tomando nota de todo lo que yo hacía, para quedarse con la receta. Hice la salsa friendo cebolla, ajo y cilantro, luego licué todo eso y lo agregué al contenido de dos botes de puré de jitomate... lo dejé hervir un rato. Luego hice una salsita pico de gallo... cilantro, cebolla, limón, jitomate y dos chilitos... Para los chilaquiles guisé carne molida con sal y pimienta... y un buen de champiñones... finalmente en unos moldes puse los totopos, luego un baño de salsa, queso, la carne, crema, salsa, queso otra vez y al horno...

Estaba todo cronométricamente planeado, cuando metí al horno los moldes llegaron Janne, Tobbe y Nicke... venían del gimnasio, muertos de hambre... esperamos cinco minutos y a papear... Ya les había hecho chilaquiles antes, pero nunca pico de gallo... y la combinación fue tremendo éxito. Todos repitieron y la salsa, aunque les picaba un poco, casi se acabó. Carina estaba muy contenta por dejar de comer por un día lo que normalmente comen…

Al terminar, hasta hicimos sobre mesa, lo cual según Carina hizo notar, no ocurre muy seguido… normalmente, Nicke y Tobbe, como adolescentes, suelen terminar de comer y salir corriendo a conectarse a sus computadoras… Pero ese día, ahí estábamos, hablando de los chilaquiles, de México, de Suecia, de lo que iban a hacer durante las vacaciones…


domingo, abril 01, 2007

Arqueología personal

El primer año que pasé aquí en Suecia estuvo, por supuesto, lleno de descubrimientos. Hoy, seis años después me encuentro con un texto que escribí entonces... alguna tarde durante mis primeros meses en Östersund, Suecia. El texto es gris y melancólico... refleja la soledad que de repente sentía descurbiéndome en un mundo distinto al que hasta entonces conocía.



Extraño es el mundo en que vivo.
Extraño voces, rostros, abrazos, besos.

Estoy perdido, camino y no reconozco nada. Las calles, las personas, sus voces, todo me es extraño. Los latidos de la ciudad no coinciden con el ritmo de mi corazón, desgarrado por la soledad en que lo sume este mundo extraño. No comprendo el modo en que la vida fluye y me siento solo a pensar en la banca de un parque. No hace ni frío ni calor. El viento es suave. Intento reconocer alguna piedra, algún pájaro, el olor de alguna planta; sin embargo nada me es familiar.

El andamiaje de mi corazón se cae a cachos. Soledad. No entiendo nada, ni siquiera puedo explicarlo. Lo siento, me consume. Me altera. Vértigo. Quiero estar en calma y contarme lo que sucede. Contarles lo que siento. Pero pido paz y no me dan. No la encuentro. Hallarme con el mundo extraño me pone en estado de alerta. Me altera. Parpadeo. Intento encontrar la brecha que me saque de aquí. Un camino que lleve a mi montaña. Una grieta a la paz. Parpadeo. Respiro. El aire entra y sale por mi nariz. Se cuela al interior de mi cuerpo. Mis pulmones se inflan. Estoy perdido.


Estrategias para volar 3

Y aunque todas las demás estrategias para volar funcionaban, la quinta era la más eficáz de mis estrategias. No abandonar mi alimentación tradicional, mantener mi espíritu conectado con su pasado, pues ciertos platos son capaces de hacerme especialmente feliz. Por su sabor y por su aroma, pero sobre todo porque colocan mi alma en su lugar original. Entonces me puse a hacer picadas y tortillas con la Maseca que me había llevado desde Madrid. Me encantaba amasar la harina, que la fragancia del maíz llenara mis pulmones, que el ritmo de mi corazón se relaja al exhalarlo y me elevara más allá de las nubes. Toreaba chiles y jitomátes para que las salsas me quedaran bien picosas. Cocía frijoles y mezclaba los sabores a fuego lento, mientras tanto, le daba forma a la masa, preparaba las pellizcadas que tanto me gustan. Se me hacía agua la boca con el aroma de la masa cocida y volaba bien alto en mi cielo de maíz, chile y fríjol.

Luego al comer, era como si con cada bocado el tiempo se detuviera. Sentía como se me entumía la mandíbula mientras el sabor de las picadas se me escurría por toda la boca. Me elevaba muy alto. Mi alma volvía a su lugar original, Pero el vuelo terminaba cuando el último bocado desaparecía en mi boca y yo aterrizaba en mi realidad, tranquilamente, con mis pedazos de corazón reunidos en una pieza. En calma, agarrando fuerzas para el siguiente vuelo pues así son las cosas cuando uno vive lejos: para encontrarse con mucha de la gente que uno quiere hay que imaginar.