Mi días en Lavapies
Era un departamento pequeñito en Lavapiés, un barrio del centro de Madrid, donde viven muchos inmigrantes. Recuerdo que la primera noche que pasé en mi departamento dormí muy tenso y toda la primera semana sentí que dentro de mí estaba moviendose mucha energía. Estaba emocionado, pero también tenía miedo. Y creo que era normal pues estaba entrando en un terreno que no conocía. Nunca había vivido solo, nunca había mantenido una casa. Me hallaba a miles de kilómetros de las personas que siempre me habían resuelto la vida.
Sin embargo tenía cerca dos puntos de apoyo y eso me hacía sentir mucho mejor. Podía contar con Carlos y Lenin, los amigos que me recibieron al llegar a Madrid. Pero por ahí del 20 de diciembre, ellos se fueron de viaje. Carlos se fue al sur de España a pasar la navidad con su hermana. Y Lenin se fue a Xalapa. Yo lo acompañé al aeropuerto, abordó su vuelo y me quedé solo, sin conocer a nadie en Madrid.
Con la conciencia de estar solo comencé un viaje al interior y con el viaje hice muchos descubrimientos personales. Entonces la euforia del viaje y la llegada iban quedando atrás. Era la primera vez en mi vida que sentía que todo lo que me pasara, bueno o malo, dependía únicamente de mí. Ya no estaba mamá o papá a pedir de boca para resolver mis problemas. Ya no había mayor asidero que yo mismo y enfrente de mí estaba el mundo para que me enfrentara a él solo, sin la ayuda de nadie.
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