Limosna
En México había visto mucha gente pobre pidiendo dinero en las calles. Rostros quemados por el sol. Rostros llenos de arrugas. Manos curtidas extendiéndome un sombrero de palma. Niños vendiendo chicles. Madres alimentando a sus hijos sentadas en el suelo, mirándome, pisiéndome dinero. Viejos, niños, mujeres; pero casi nunca hombres jóvenes. En Madrid me topé con rostros diferentes pidiéndome dinero, entre ellos varios enfermos de SIDA. Sentados en el suelo, con la mirada muchas veces perdida, esperando a que alguien les eche una moneda en su botecito.
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