Pásele, pásele
Muchas veces acompañé a mi mamá al mercado; supongo que como cualquier otro niño. Aunque solíamos ir al salir de clases y yo me encontraba cansado, después de pasar toda la mañana en la escuela, recuerdo que me gustaba hacer compras en el mercado. Recuerdo con cariño a los marchantes gritando ingeniosamente para llamar la atención de los compradores. Recuerdo que a mi mamá la llamaban "güerita". Me veo caminando junto a mi mamá, transitando los pasillos olorosos. Todo verde, rojo, amarillo, anaranjado, todo muy frutal, muy verdura. Y ahí estaba yo, el hijo de la "güerita", inhalando los aromas hierberos del mercado, esquivando algún charco de agua puerca, estancada, observando a algún perro sacudiéndose las moscas con la cola, olisqueando por doquier.
Ahora, veo a mi mamá con mi tía Gilda en esta foto, terminando de comer, en un mercado de Tlaxcala. Mi tía, como siempre, sacando un Benson y mi mamá, limpiándose las manos... a lo mejor primero se las embadurnó de limón, para cortar la grasa... un clásico de mi mamá. Ahí las veo y se me antoja, estar sentado al lado suyo, en un mercado en Tlaxcala, en el DF, en Amecameca, en Coatepec, en Xalapa, donde sea. Pero ahí al lado suyo, comiéndome algo sabrosón, metiéndole candela al cuerpo, energía. Compartiendo con ellas los olores, los sabores, todo lo que ofrezca el mercado en turno.
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