Emigrante Veracruzano

Espacio abierto al diálogo entre las veracruzanas y veracruzanos que viven en otro Estado de la República, en otro país o en una ciudad que no es su lugar de origen dentro del mismo Estado de Veracruz. Espacio igualmente abierto para los familiares que esperan el regreso de los que emigraron y académicos estudiosos del fenónemo de la migración entre los veracruzanos.

sábado, septiembre 09, 2006

Mi primer retorno

La mañana del 11 de septiembre de 2001, inicié mi primer viaje de retorno a México. Como los demás pasajeros del vuelo y como casi todos los habitantes del planeta, no tenía idea de que ese, sería un día trágicamente histórico. No sabía que en el momento justo en que un primer avión se estrellara contra las torres gemelas, yo estaría volando con dirección a Nueva York.

Llevábamos poco más de cuatro horas de vuelo, estábamos volando a través del espacio aéreo de Estados Unidos. De pronto el capitán nos informa que ha recibido órdenes de volar de regreso a nuestro punto de partida, Frankfurt, Alemania. Muchos pasajeros se veían molestos y otros preocupados, pero todos nos preguntábamos: por qué no podíamos continuar con nuestro viaje.

Nadie de la tripulación tenía una respuesta. El avión comenzó a volar de regreso a Europa. Sin querer alcancé a escuchar varias hipótesis que otros pasajeros comentaban. La de un fallo técnico en nuestro avión resultaba ser la más popular. El capitán volvió a dirigirse a nosotros y nos explicó que volvíamos a Alemania porque había “un problema” en Estados Unidos, que repentinamente se nos había negado volar utilizando su espacio aéreo. En los rostros de muchos pasajeros notaba nerviosismo, preocupación, como si no los convenciera la historia del capitán.

Al llegar al aeropuerto, comenzamos a notar un movimiento extraño: muchos policías, perros, colas en los teléfonos públicos, mucha gente utilizando teléfonos celulares. Entre tanta confusión, varios jóvenes mexicanos nos integramos en un grupo y comenzamos a jalar juntos buscando información. Al mismo tiempo aprovechamos para conocernos un poco: teníamos entre veinte y veintiocho años, la mitad de nosotros volvíamos después de un año fuera, estudiando, la otra mitad volvía de unas vacaciones por Europa. Llegamos a un mostrador y le preguntamos a un empleado del aeropuerto qué era lo que estaba pasando; entonces nos contó una historia que parecía la trama de una película: unos aviones se habían estrellado contra las torres gemelas en Nueva York.

Sin poder creerlo nos metimos en un restaurante. Toda la gente estaba mirando la televisión: un avión se estrellaba contra una de las torres gemelas, nubes de polvo, gente corriendo. Entonces, todos pensamos en que seguramente nuestras madres estarían muy preocupadas. Afortunadamente, la compañía aérea nos facilitó un teléfono y le llamé a mi mamá. Sonaba contentísima al oírme; me platicó que había estado angustiada viendo las noticias, pensando en que justo cuando las torres estaban envueltas en llamas, yo estaría volando cerca de Nueva York. Le dije que estaba bien, que me quedaría a dormir en el aeropuerto y que al día siguiente, la compañía aérea buscaría colocar a los viajeros que habíamos regresado en vuelos alternativos. Luego hablé con Anna y me dijo que su mamá estaba muy preocupada, que no quería dejarla ir a México al día siguiente; pero que había decidido viajar de cualquier forma. Yo le prometí que hablaría con mi primo Eduardo para que fuera a recogerla al aeropuerto, que podría quedarse en casa de mis tíos hasta que yo llegara, que además, si todo salía bien era muy probable que llegara a México sólo unas horas después que ella.


1 Comments:

At 2:33 p.m., Anonymous Anónimo said...

el dia de ayer precisamente puse un post de 9-11. Es increible como se volvió la historia central del mundo y mas aun como ha cambiado la forma en la que vivimos y viajamos en el presente y futuro.

saludos!

 

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