Mi triple identidad
Cuando llegué a pedir trabajo, tanto a O’farrell’s, como a Dino’s nunca me preguntaron de dónde era, ni me pidieron mi pasaporte. Y a mi me pareció muy bien pues temía que no me dieran el trabajo por no ser ciudadano europeo, por ser mexicano y no tener permiso de trabajo en Irlanda. Ya luego conversando con mis jefes me di cuenta de que el señor O’farrell creía que yo era español y de que en Dino’s, como me llevaba tan bien con los franceses y hablaba con ellos en un idioma que no era inglés, mis compañeros irlandeses, creían que también yo era francés.
Si me hubieran preguntado de dónde era me hubiera costado mucho trabajo mentir, no me hubiera sentido cómodo; pero afortunadamente nunca me lo preguntaron y yo seguí disfrutando de los beneficios laborales de mi triple nacionalidad imaginaria. Limpiando los cuartos de la posada era español, haciendo hamburguesas era francés y en mi tiempo libre volvía a ser mexicano.
Entre todas las experiencias que tuve trabajando en Kinsale hubo una que me llamó poderosamente la atención; y fue el encontrarme hamburguesas casi completas en los botes de basura de la terraza de Dino’s. Como parte de mi trabajo, una vez al día tenía que cambiar las bolsas de los botes y ahí, entre vasos y bolsas de papel había con frecuencia, hamburguesas a las que les habían dado sólo un par de mordiscos, bolsas de papas fritas casi llenas. Me parecía inmoral y estúpido que la gente comprara la comida y luego la tirara. Me parecía un desperdicio injustificable habiendo tanta gente en el mundo padeciendo desnutrición.
1 Comments:
De hecho la identidad es cada vez un concepto menos estrecho... miralo ne ti, tu hasta poses múltiple.
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