Emigrante Veracruzano

Espacio abierto al diálogo entre las veracruzanas y veracruzanos que viven en otro Estado de la República, en otro país o en una ciudad que no es su lugar de origen dentro del mismo Estado de Veracruz. Espacio igualmente abierto para los familiares que esperan el regreso de los que emigraron y académicos estudiosos del fenónemo de la migración entre los veracruzanos.

sábado, noviembre 25, 2006

Que descongelarán algún futuro

Es conveniente de vez en cuando ser conscientes
de que hoy, de que ahora estamos fabricando las nostalgias
que descongelarán algún futuro” Mario Benedetti

Una semana después de haber llegado a Östersund, Anna y no nos mudamos al departamento de Magnus, su hermano; aprovechando que estaría fuera de la ciudad unos diez días. Anna tenía entonces veintiún años y Magnus era dos años menor que ella. De entrada me llamó la atención que siendo tan joven viviera por su cuenta, pero luego comprendí que eso era posible debido al buen nivel del salario mínimo en Suecia. Como ejemplo tenía a Magnus, que no terminó la prepa y se fue a vivir solo desde los diecisiete años; que trabajaba haciendo un poco de todo: lavando platos en restaurantes, limpiando oficinas, pintando casas.

Y el de Magnus no era un caso raro, pues en Suecia, la mayoría de los jóvenes dejan las casas de sus padres cuando tienen entre 18 y 21 años. Anna también, al terminar la prepa, consiguió trabajó como obrera en una fábrica y al cobrar su primer sueldo se mudó sola a un departamento. Entonces tenía veinte años y cumplió veintiuno trabajando en la misma fábrica. Luego, buscando un cambio en su vida y un poco de aventura, decidió renunciar e irse a Irlanda para trabajar en un restaurante y un hotel.


Anna en el departamento de Magnus

Desde que Anna y yo nos conocimos en nuestro paraíso irlandés, no habíamos vivido solos, siempre habíamos estado rodeados por sus amigos y luego por sus padres; así que el pasar unos días solos nos vino muy bien. El departamento de Magnus estaba muy cerca del centro, en una zona tranquila frente a un parque. Era pequeño pero bonito; estaba en el tercer piso de un edificio de cuatro plantas. El suelo era de madera y la estancia tenía una ventana amplia por la que entraba mucha luz. Tenía incluso un balconcito, pero era casi imposible disfrutarlo. Aunque era el mes de agosto, estando tan al norte del mapa, la temperatura media no rebasaba los quince grados Celsius.

Pero la situación geográfica de Östersund no solamente brindaba temperaturas bajas, también ofrecía el fascinante espectáculo de recibir luz solar las veinticuatro horas del día. Me parecía algo muy loco poder leer a la una de la madrugada sin necesitar de una lámpara, valiéndome solamente de los rayos del sol. Recuerdo que hasta me resultó difícil conciliar el sueño las primeras noches, pues aunque al bajar las persianas “caía la noche”, mi cerebro era conciente del engaño y se resistía al descanso. Lo bueno fue que me había llevado un libro, así durante las casi tres semanas que estuve en Suecia, amenicé los ratos de insomnio leyendo La Invención de la Soledad, de Paul Auster.

Anna y Ronja a la orilla del lago Storsjön

El libro trata sobre las reflexiones del autor a partir de la muerte de su padre y como un reflejo de la lectura, me vinieron a la mente muchas imágenes de mi papá, que afortunadamente está vivo. Recordé con cariño y nostalgia el viaje que hice a Tampico para verlo antes de irme a Madrid. La mañana calurosa en que mi papá, mi hermano y yo fuimos a caminar junto al mar; como nos maravilló que un pescador atrapara veintidós peces con su red. Recordé con detalle aquel paseo alrededor de la laguna del Chairel, con los lagartos tomando el sol, el sudor en mi frente, las moscas zumbando mientras nosotros platicábamos.


1 Comments:

At 2:59 p.m., Anonymous Anónimo said...

Leo y veo la foto de Anna y me transporto a cuando niña leia el Diario de Anna Frank, la foto me recuerda que ese tipo de imagen tenia cuando leia el relato de su primer beso, tal vez por el matiz de la imagen, como antigua y pues veo que el amor para ti es importante, no hay cosa más divina que la intensidad de una relación. Un beso.

Yunnuen Olivares.

 

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