El camino a casa, siempre es el más corto
Este lugar parece que ya lo conocía. Barcos, grúas, un viejo faro que ya no ilumina pero que recuerda que funcionó. Edificios afrancesados y taxis recorriendo las calles buscando a quien llevar.
En el muelle principal, las luces son interminables, carga llega y se va, exportando autos y diverso cargamento para Europa y Estados Unidos… importando de todo…
El aire es cálido a pesar de la hora, edificios altos con luces parpadeantes, la torre de PEMEX recién remodelada, hermosa, imponente, mas blanca que nunca.
Un ligero viento melancólico, una araucaria harta de calor, un emplomado de Zeus poniendo orden en el mar, una palmera vacilante y mis ganas de que no termine la noche.
La fiesta terminó, la inauguración de la sucursal de una empresa principalmente poblana y potosina, todos diciendo que para cuerpos los de las jarochas y es que mis paisanas… simplemente son hermosas.
Una vez al mes regreso a trabajar y el puerto siempre esta dispuesto a coquetear mi regreso. Yo estoy seguro que ya conocía este lugar. Un helado de los güeros y un son jarocho por los arcos, las noches de calor que se apagan con fiesta y con cerveza…
Ramón Zárate Moedano.
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