Emigrante Veracruzano

Espacio abierto al diálogo entre las veracruzanas y veracruzanos que viven en otro Estado de la República, en otro país o en una ciudad que no es su lugar de origen dentro del mismo Estado de Veracruz. Espacio igualmente abierto para los familiares que esperan el regreso de los que emigraron y académicos estudiosos del fenónemo de la migración entre los veracruzanos.

domingo, mayo 13, 2007

Mi elemento

Mi tía Lupita me estaba esperando en el aeropuerto. Con trabajo arrastré los cuarenta y un kilos de mi equipaje. Hicimos cola para subir al elevador y luego para pagar el estacionamiento. Nos subimos al coche y después de una hora de viaje, llegamos a su casa. Ahí nos esperaba Ceci, una amiga de mi tía de toda la vida. Yo tenía ya mucho sueño. Durante el vuelo me dormí sólo hora y media. Para espabilar un poco me bañé, me tomé una cerveza y luego les llamé por teléfono a mi mamá y a mi papá. Mi tía sirvió la cena: “peneques” (unas tortitas de masa rellenas de queso bañadas en salsa).

Platicamos un rato y luego, a la una de la mañana me acosté. A las seis, me desperté. Me quedé echado un la cama un rato. Respiré profundo y me dije: ya estoy en México. Mi tía dormía y yo bajé a la sala. Todavía no salía el sol. Me puse a ver las fotos que tiene colgadas de las paredes. Prendí la televisión. No encontré nada que me llamara la atención. Recorrí todos los canales dos veces. Finalmente encontré un canal de videos: Café Tacuba. Me dije: que chido, ya estoy en México.

Mi tía despertó, bajó e hizo un licuado. Desayunamos, platicamos y luego me llevo a la TAPO. A las doce salí del D.F. y no logré dormir. Estuve impaciente todo el camino. No me hallaba cómodo. Cambiaba de posición constantemente. Afortunadamente nadie se había sentado junto a mí. El paisaje poblano desfilaba por la ventanilla. Posé mis ojos sobre un hombre de unos cincuenta años que estaba sentado al otro lado del pasillo. Tenía bigote y una gorra, piel morena y una bolsa de plástico a su lado. Me dije: huey, ya estoy en México.

Fue al legar a Las Vigas, cuando comencé a relajarme, a sentirme cómodo. Fue al ver el paisaje, verde y húmedo que sentí que había llegado a casa. Recordé la multitud de veces que volví del D.F. a Xalapa, después de haber ido a visitar a mi papá. Desde que tenía catorce años, justo en ese punto, donde todo se vuelve verde y húmedo, he sentido que llego a casa. Cada que llego a ese umbral, mi corazón late en paz. Y hoy me doy cuenta. Hoy siento con certeza que ese paisaje es mi paisaje. Esas visiones verdes y neblinosas son mi elemento.


3 Comments:

At 3:37 p.m., Anonymous Anónimo said...

jaja asi es... para mi no hay nada como bajarme del avión en el Heriberto Jara y que se me empañen los lentes por la humedad de mi puerto Jarocho! que ojalá siga en pie despues de los ataques de Narcos que ha tenido ultimamente :(.

saludos, ya estas en México ;)

 
At 11:17 p.m., Blogger .:Emigrante Veracruzano:. said...

Si Jorge, es una pena que esas películas de gangsters que antes nos resultaban tan lejanas, ahora estén teniendo lugar en nuestras calles. Mañana voy al puerto a ver a mi papá y a mis hermanos, a tu salud me tomaré una chelita para combatir el calor. Ojalá que cuando vengas, Vercruz siga en pie. Un abrazo, Rodrigo

 
At 9:24 a.m., Blogger Lorena said...

Hola Rodrigo,
mira hasta ahora me entero que ya estas de vuelta en México y esta vez es definitivo, pues muy bien, si eso es lo que mas quieres, está bien. Me gustó tu post, lo escribes con el corazón, se vé que realmente eres feliz de estar otra vez en México, que bueno, me dá mucho gusto por ti. Yo seguiré por Suecia, a ver hasta cuando aguanto, jeje
por aqui seguire visitandote, me gusta mucho leerte, lo haces muy bien...
saludos

 

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