¡Ya quiero llegar!
Se me hizo eterno el trayecto de Madrid a Frankfurt. No conseguí dormirme. Ando muy acelerado, hoy más que nunca quiero que el viaje termine. Recorro los pasillos del aeropuerto tratando de relajarme. Respiro profundo. Ya quiero llegar. Respiro aún más profundo. Ya quiero llegar. Observo rostros de todos colores caminando de un lado a otro. Me siento un rato en una banca y trato de leer. Consigo leer un capítulo, me aburro. Sigo caminando y se pasan las horas. En total cuatro y media.
Por fin anuncian el vuelo 498 a la Ciudad de México. Sonrío. Por fin. Me formo en la fila y oigo involuntariamente las conversaciones de las personas alrededor de mí. Muchos hablan “en mexicano”, otro tanto en alemán. Observo a una mujer embarazada que tiene de la mano a un niño pequeño. Pienso en la decisión que he tomado. Hoy está cambiando mi vida. Dejo atrás seis años y medio de vida en Europa. Dejo una parte de mí: algunos buenos amigos, muchos recuerdos. Pienso en lo que viene, en lo que quiero hacer. Me siento satisfecho en mi camino de regreso a México.
La fila avanza y me acerco a la puerta de embarque. Recuerdo el 11 de septiembre de 2001. Pienso en que nadie tiene la vida comprada. ¿Y si hoy pasa algo parecido? Mi yo pesimista se arma una película trágica. Le pido a la vida que me permita llegar con bien a México… soy muy joven todavía, tengo muchos planes, muchos sueños por cumplir. Tengo mucho que dar, mucho que construir. Pongo mi mente en blanco y respiro profundo. Me digo: cálmate, no va a pasar nada…
Me subo al avión y encuentro mi lugar. Conozco a Silvia, una chava del D.F. que vive en Barcelona. Pasan las horas, hablamos, comemos, bebemos, ella duerme, yo no logro relajarme y dormir. Mis ganas de llegar son enormes. Quiero llegar ya. Me voy a la cola del avión y hablo con una empleada bancaria de Berlín que va a México de vacaciones. Luego hablo con Arturo un ingeniero de Monterrey que trabaja en temporalmente en Nigeria… también va a México de vacaciones. Por fin, el avioncito en la pantalla indica que sobrevolamos Veracruz… que ganas de que el piloto bajara, me dejara y siguiera su camino hasta el D. F.
Por fin anuncian el vuelo 498 a la Ciudad de México. Sonrío. Por fin. Me formo en la fila y oigo involuntariamente las conversaciones de las personas alrededor de mí. Muchos hablan “en mexicano”, otro tanto en alemán. Observo a una mujer embarazada que tiene de la mano a un niño pequeño. Pienso en la decisión que he tomado. Hoy está cambiando mi vida. Dejo atrás seis años y medio de vida en Europa. Dejo una parte de mí: algunos buenos amigos, muchos recuerdos. Pienso en lo que viene, en lo que quiero hacer. Me siento satisfecho en mi camino de regreso a México.
La fila avanza y me acerco a la puerta de embarque. Recuerdo el 11 de septiembre de 2001. Pienso en que nadie tiene la vida comprada. ¿Y si hoy pasa algo parecido? Mi yo pesimista se arma una película trágica. Le pido a la vida que me permita llegar con bien a México… soy muy joven todavía, tengo muchos planes, muchos sueños por cumplir. Tengo mucho que dar, mucho que construir. Pongo mi mente en blanco y respiro profundo. Me digo: cálmate, no va a pasar nada…
Me subo al avión y encuentro mi lugar. Conozco a Silvia, una chava del D.F. que vive en Barcelona. Pasan las horas, hablamos, comemos, bebemos, ella duerme, yo no logro relajarme y dormir. Mis ganas de llegar son enormes. Quiero llegar ya. Me voy a la cola del avión y hablo con una empleada bancaria de Berlín que va a México de vacaciones. Luego hablo con Arturo un ingeniero de Monterrey que trabaja en temporalmente en Nigeria… también va a México de vacaciones. Por fin, el avioncito en la pantalla indica que sobrevolamos Veracruz… que ganas de que el piloto bajara, me dejara y siguiera su camino hasta el D. F.
¡Ya quiero llegar!
2 Comments:
Y las fotos de tu llegada???
ME DA MUCHO GUSTO QUE YA ESTES EN MÉXICO, DISFRUTANDO DE LA FAMILIA Y LAS PERSONAS QUE TANTO EXTRAÑAS, MUCHA SUERTE.
DYOT.
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