Emigrante Veracruzano

Espacio abierto al diálogo entre las veracruzanas y veracruzanos que viven en otro Estado de la República, en otro país o en una ciudad que no es su lugar de origen dentro del mismo Estado de Veracruz. Espacio igualmente abierto para los familiares que esperan el regreso de los que emigraron y académicos estudiosos del fenónemo de la migración entre los veracruzanos.

domingo, marzo 25, 2007

Estrategias para volar 2

Como primera estrategia llamaba por teléfono cada vez que podía, pero resultaba bastante caro hacerlo no teniendo un trabajo de tiempo completo, pues sólo laboraba unas cuantas horas a la semana. Por eso sólo llamaba una vez al mes o si había algún cumpleaños que celebrar. Mi segunda estrategia era recordar, lo cual era mucho más barato, pero llegaba a volverse bastante aburrido, pues las fotos no cambian y mis ojos se cansaban de contemplar las mísmas imágenes. Por eso recurría a la tercera de mis estrategias: escribir. Mandaba y recibía cartas, de papel y electrónicas. Así siempre había algo diferente y me enteraba de modo constante de lo que pasaba en la vida de mis hermanos, de mi papá, de mi mamá, de mis amigos.

Pero muchas veces, cuando volaba más plácidamente, caía en picada hasta el fondo de mi situación de inmigrante. Volvía a ser consciente de que la comida sabía diferente, que el agua sabía diferente, que la gente se sentía diferente, que muy pocas cosas me eran familiares, que en Suecia todo me era extraño. Sentía con mayor intensidad que no formaba parte de ese mundo y el no encontrar trabajo se volvía depresivo. A tal grado, que a veces ni el calor de Anna me sostenía. Entonces no dejaba de preguntarme: ¿Qué es lo que está mal?

Cuando todo parecía más negro me daban ganas de dejar ese país para volver a Xalapa. Entonces me concentraba en Anna, mi razón para estar ahí, y recordaba que yo fui a Suecia porque quise, que podía irme cuando quisiera, a diferencia de muchos otros inmigrantes que estaban obligados a quedarse para sobrevivir. Refugiados políticos del Kurdistán, de Bosnia-Hersegovina, de Irán, de Irak. Y pensar en eso me hacía sentir mucho mejor y en vez de salir corriendo y dejar todo, abría una salida de emergencia con mi cuarta estrategia: Imaginar. Y me acercaba al lago junto a la ciudad, soñaba que me integraba al agua, que me filtraba por las grietas de la tierra al otro lado del mundo; soñaba que me vuelvía lluvia, el agua que se colaba en la tierra y besaba mis raíces.


1 Comments:

At 7:37 a.m., Anonymous Anónimo said...

Hola
Aprovecho este espacio para felicitarte por tu documental "sueños rotos" que vi el día de ayer por RTV. Nunca he vivido fuera de mi país, pero si fuera de mi ciudad, aunque se que no se compara la distancia ni los costos, tiempos para visitar a la familia y menos las trabas legales para trabajar y el idioma, si se compará con el hecho de salir ya sea por estudio o trabajo y empezar casi desde cero a costruir una nueva vida, con el único motivo de saber que saliste por querer estar mejor o por simplemente vivir de forma distinta, buscando de forma consciente o inconsciente esos motivos que te hagan seguir adelante con tu sueño aún cuando más extrañes lo que dejaste antes de partir.
Saludos
Ana Laura

 

Publicar un comentario

<< Home