Con la frente marchita
El sigue cantando y yo sigo pensando. Pienso en lo que soy y en lo que fui. Me digo: yo elijo creer que uno es dueño de su destino; que uno es lo que lee, lo que ve, lo que consume, lo que hace. Elijo creer que uno puede cuestionar y transformar lo que le gusta y no le gusta de su vida. Y si, con esa idea emprendí un viaje hace ya varios años.
Me fui con el objetivo existencial de aprovechar la distancia para desechar todas aquellas partes de mi vida que no me satisfacían… y para hacer parte de mi aquellas ideas y formas de hacer las cosas que me gustaran. En corto, me fui con el objetivo de construir un Rodrigo diferente al que se iba.
Construir esa identidad me costó seis años y medio, muchos kilómetros de distancia, muchas horas de nostalgia y soledad, muchas horas de trabajo, de desfogue, de caminar, de recorrer, de no saber y aprender, muchas lágrimas, muchos sollozos, muchas risas y alegrías.
Pero al irme, no imaginaba que volver a mi país, fuera a brindarme tantas oportunidades de auto conocimiento, como me las proporcionó el hecho de irme, que fuera a plantearme tantas disyuntivas existenciales. No me imaginaba tampoco que tan duro podía ser en realidad, el enfrentar mi nueva identidad con un país que poco ha cambiado.
Es ahora que estoy siendo más consciente de todo aquello que he elegido desechar, así como de todo aquello que he decidido hacer parte de mi vida. Es ahora que estoy siendo consciente de los caminos tan diferentes que puede tomar la evolución de las personas.
Muchas veces me enfrento con que mis formas de hacer las cosas y de entender el mundo les resultan extrañas a quienes se quedaron aquí. Y el defender mi derecho a ser, pensar y hacer diferente se percibe como radical. A veces me siento aquí, tan extraño como me sentí al llegar a Madrid hace más de seis años. Volver está resultando una experiencia mucho más rica y mucho más compleja de lo que yo imaginaba.
2 Comments:
Te entiendo. Es como si hablaras y hablaras, sabes que es el mismo idioma, pero la gente no entiende lo que dices, tu gramatica ha cambiado aunque las palabras son las mismas. A veces he pensado que es como si te creciera un brazo y el otro se quedara pequeñito y no te explicas porque.
Cuentanos mas...
Todo punto de llegada es un punto de partida. Cuando creo que estoy arribando a puerto seguro me doy cuenta de que hay un barco en mi que comienza a zarpar.
Confirmacion de que la vida es un espiral y que a veces debemos volver al mismo lugar solo para ser concientes del camino que hemos recorrido y que se haga carne en nosotros.
Un abrazo
Nat
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